La poesía sí debe morder continuamente
No tener un correcto punto de vista político equivale a no tener alma
(Mao Tse Tung, Cinco tesis filosóficas)
En la aplicación del ejercicio poético uno suele encontrarse con la más diversas opiniones; así entonces hay quienes dicen que urgentemente hay que leer poesía (como un modo de incentivar tanto a lectores como a las editoriales) y en su argumentación plantean que esta no muerde, pero que más quisiera uno (como creador) que la poesía mordiera incluso la mano de su gestor. Mas, en este mundo actual, donde ya la participación de los creadores de todos las ámbitos no sirve para alzar las masas ni derrotar dictadores, en forma concreta y específica la poesía ha pasado a ser sólo un artefacto romántico en el que las señales de compromiso han pasado a ser sombras de lo que en algún momento fueron; aunque si se concretizarán como sombras ya sería algo, ya tendríamos algún indicador que nos permitiría volver a creer en la poesía como elemento de cambio, y en este ser sólo sombras la responsabilidad de los creadores tiene un peso más que importante al haber cedido los espacios conquistados durante largas jornadas de sueños y libaciones, de metaforear y recrear la vida, de crear y jugar con los vocablos que la lengua ha puesto ha nuestros pies…
El por qué sucedió esto quizá tiene la explicación en que con el arribo de nuevos tiempos llegaron otras formas de hablar, es decir, con los supuestos amaneceres vino un cambio en los conceptos, entonces hoy se habla de la gente y no de una clase social determinada, el amanecer ha dejado de ser el sueño de una nueva sociedad y pasó a ser las gotas de rocío sobre tu rostro pequeña muchacha (a la que antes se le agregaba el adjetivo de roja), la larga noche oscura y negra dejó de ser la metáfora con que nos referíamos al gobierno de facto que nos regía y hoy es sólo la ausencia de tu cuerpo chiquilla ojitos de pena, la luna ya no es el trozo de queso anhelado en el pan nuestro de cada día y a vuelto a ser el mejor regalo para ti ojos tornasolados…
Así, con el transcurrir de esta historia, nuestras mejores amigas, las metáforas, terminaron siendo un arma de doble filo; un arma en la que, quizá, al leer esas antiguas creaciones, sólo nos produzca añoranzas de aquellas circunstancias o seres para quienes fueron escritas, distanciándonos del motivo principal por el que emanaron desde las profundidades del ser que les dio la vida. Estos trabajos, al aplicarles la nueva conceptualización, corren el riesgo de quedar convertidas en cadáveres poéticos muy lejanos de aquellos artefactos llamados cadáveres exquisitos con los que solíamos jugar entre los púberes creadores de todas las artes que estuvieron a mi alcance durante la juventud…
Pero por suerte aún estamos vivos después de todo; por fortuna las musas aún se pasean frente a nuestros ojos a veces ciegos de tanta modernidad; para bien o para mal todavía estamos en pie quienes seguimos creyendo que la poesía debe llegar a ser el discurso lleno de alegrías con que despertaremos algún día; quieran o no quieran algunos, los creadores todavía estamos en pie esperando la oportunidad de concretizar aquello de que todo lo anterior fue una emboscada y nada más…
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