Uno casi siempre se olvida de algunas cosas...
Suele suceder que cuando está terminado el texto, recién te das cuenta que faltó algo... Entonces sucede me dí cuenta que en el texto anterior no mencioné a Memphis La Blusera (en la música), al viejo indecente de Charles Bukowski (en las letras), a la Gracielita (mi querida secretaria, en las amistades), a la Carolita, allá por las españas en estos momentos...
Bueno, uno casi siempre se olvida de algunas cosas, pero hay otras que nunca se olvidarán, que quedarán en la memoria per sécula seculorum, y que de hecho pertenecen al constructo identitario de cada uno, es decir, son esas pequeñas cosas que nos han inculcado en la vida y que terminan siendo parte de uno, quedando en el camino aquellas que con el correr de los años demuestran no ser más que el lastre que nos impide volar...
Podré olvidarme de muchas cosas, pero las más bellas las llevaré siempre guardadas en el cofre de los tesoros, ese de los cuentos de piratas que nunca escuché para cuando niños (los padres estaban más preocupados de los concreto, del alimento diario, que de las fantasias; por lo mismo es que a veces no me explico de dónde saqué esa veta literaria por la que algunas personas me conocen, ha de ser por la misma falta de fantasías durante mi neñez que estas afloraron ya un poco crecido)...
Bueno, apelando a la honestidad, creo que ya cumplí lo que faltaba, al hacer mención a algunos olvidos, pero tranquilos que ya vendrán otros y sus correspondientes fé de erratas...
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