De mis memorias...
Este trabajo fue escrito durante parte de este año, lo hago llegar a Uds. con motivo de casi finalizar el 2005...
De mis memorias[1]
el trueno fue la importante señal
de que alguien, no pregunten quién,
apuntó sobre nosotros y se arrepintió;
desde ese entonces mágico instante
(en un ayer que fue más cercano,
más al alcance de la mano
de lo que esperábamos)
tengo sueños movedizos y nerviosos
y me paseó como un viajero por la ruta
del camino que señala tu voz
(algo grave y mañosa al despertar
y un poco aguda al dormir)
soy el ingenuo caballo de Troya
de una generación que nació
con berlines con mermelada
a la de las onces familiares[2];
soy de la generación que está de vuelta
sin haberse ido ni escapado jamás,
nacimos y el mundo ya tenía dueño
(no éramos nosotros los elegidos
y más tarde tampoco lo seríamos);
dejamos que pasaran todos
en la preparación de una emboscada
que no sabíamos en qué terminaría
y cuando ya habían pasado tod@s[3]
(tod@s l@s que quisieron, más de l@s que pudieron)
la mano de alguien nos cambió los conceptos
y, en ese mismo acto, de pasada nos quitó el piso,
entonces la muerte (que no es otra cosa que la soledad
en la versión más cercana que conocemos)
nos comenzó a guiñar un ojo y a conquistar
y nos cercenó de pasada la vida, que ya era otra
muy distinta a nuestros sueños de niñ@s
(suele suceder que cuando despierto
me percato que no terminé la niñez
y un escalofrío recorre mi cuerpo)
para entonces las sacrificadas emboscadas
fueron pasto de las llamas y el humo,
fueron valerosos condenados a muerte
fusilados sin juicio ni misericordia,
fueron dolientes peregrinos sin país
(con identidades que nunca nadie
se atrevería jamás a reconocer,
los nómades fueron como fantasmas
de un recién estrenado libro de fantasmas),
con el paso del tiempo nos dimos cuenta
que las emboscadas cegaron la visión del horizonte
y emborracharon al hombre
tropecé más de alguna vez
con el ripio suave y tornasolado
de los conceptos filosóficos (teóricos)
de un dios[4] representado por seres
de carne y hueso como yo, como tú,
pero a los que nadie reconocía un error,
una tentación, una caída desafiando la fuerza
de gravedad de esta bola que girará eternamente;
será por eso entonces que tengo cruces en la frente
y millares de sombras en la espalda
y este aparato visor que cada tanto
me pasa la cuenta que no puedo ver
será entonces que porque no nací hasta ya muy crecido
(aunque much@s creyeran lo contrario)
que cada domingo por las tardes
me encuentro dando vueltas por los parques,
mirando cómo era todo aquello que no viví,
los días sábado los dedico a disfrutar del beber
de las sombras de los eucaliptos en flor
y a saborear los recuerdos del polen
de las flores que, sin distinción de edad ni credo,
me ha dedicado la vida en este peregrinar
por los sabores, aromas, cánticos y yerros
propios del deambular del ser humano
será porque provengo de las siete letras,
por parte de madre y padre[5],
que tengo esta rudeza en el ser
y esta maldita resaca malhumorada
que me acompaña en el caminar de cada día;
será porque aborté o rematé mi último sueño
de polizonte en el tren de la esperanza,
que cada día se pegotean mis ojos
con el calor que no tengo como quisiera;
debe ser porque los óvulos de las musas,
mezclado con el semen de un poeta desconocido,
engendraron un extraño ser
soy la mezcla eterna de Caín y Abel,
como quien dice cazuela del bien y el mal,
soy aquel espejismo en el atardecer
que nunca pintará tus ojos de rojo,
soy localidad extraviada en el bosque de banderas
que tiñen las verdades que golpean tu puerta,
pero no soy el mago irreverente y juguetón
que sacará conejos y flores de tu oreja,
ni tampoco seré el espía se disfrazado
que se esconde en tus anocheceres,
menos seré el santo que prometerá
no tocarte ni un pelo ni el alma
no seré nada más que una fuga,
sin intenciones ni pasaje de regreso,
en el vuelo que emprenderán las palomas
de cada frío mediodía de invierno;
no soy ni seré la mediocridad
de los poetas que se venden al mejor postor[6]
en las librerías que siempre están
de moda y en la mira de los críticos
que nunca han escrito un solo poema
y cuestionan la libertad del ser
(por eso no hablo de pintores y otras ramas
a las que nunca, a lo mejor, perteneceré[7])
no seré más que el revuelo de hojas secas
en el mediodía de una plaza pueblerina;
no seré nada más y nada menos
que la sombra que per secula estará
atada al poste donde defecan los perros
que intentan atraer a una perra
que soporte sus olores y su candor;
no seré la piedra del tope
en el caminar de mi hermosa y amada hija
ni en el caminar de la hermosa mujer
que a estas benditas horas sólo tiene
palabras de bienaventuranza para mí
soy la fatídica huella del camino
en la permanente huida de Moisés;
soy la maldita fuerza tectónica
que abrirá los mares en dos
para que pasen todas las fuerzas
de la maltrecha vida
en una proyección interminable
hacia el vacío que producen
la muerte y el distanciamiento;
soy lo que por fortuna tuve que ser
y acamparé en el recodo del camino
para recobrar las fuerzas que suelen faltarme
tengo el futuro lleno de aromas matinales
y poseo una alergia que se apodera
de mis inmensas y marcadas fosas nasales
cuando la primavera es sólo un atisbo
de flores y colores repetidos en un ciclo
interminable y perenne;
tengo un pasado que me condena
en cuestiones estrictamente personales,
que por ser tan personales
se encuentran inmersas en la profundidad
del gran océano tormentoso
que suelo ser cada cierto tiempo
necesito la tibieza de un sol
que permanezca para siempre a mi lado;
necesito un bastón para que la cojera
(algo imperceptible) que padezco
no azote el resto de mi ajado cuerpo
de mutante extraviado en el viaje de regreso
a la galaxia de donde nunca debí salir;
necesito seguir escribiendo cada día
las palabras negadas en lo cotidiano,
pero que, a pesar de alguien, surcan
los mares del placer, del estar y del deseo
que constantemente me acosan
no quiero estar sumergido en la rutina
del que nada hace (aunque este nada tema),
ni necesito nada que me haga salir
del encanto de esa utopía por la que di
lo que no tenía (que por ende tampoco
era mucho); no necesito nada
para terminar lo que ya empecé
hace un tiempo que no quedará
registrado en la memoria colectiva,
porque esa memoria estará ocupada
en descifrar los códigos lingüísticos
de las tribus urbanas de este nuevo siglo[8]
soy de la generación que está de vuelta,
con sus ropas e ideas que nunca estarán
alejadas del nuevo ser que alguna vez
nos propusimos engendrar,
por mientras engendramos otros seres
que vinieron a poblar las esquinas
que alguna vez fueron totalmente nuestras[9];
soy de la generación que a pesar de todo
sonreía con cada vuelta de tornillo
de las máquinas de la inquisición;
soy de los que fueron marcados en la frente
en un bautismo que ya nadie recuerda[10]
somos los que fuimos la cresta de la ola
cuando el mar se embravecía y agigantaba,
arrastrando a su paso las pericias de la vida;
somos los incansables en cuanto a las
cuestiones incuestionables de la vida
y que sonreímos a pesar del odio y los golpes
y que sólo bajamos la cabeza
para buscar monedas en el suelo
(monedas para adquirir el sustento
necesario cuando el trabajo escaseaba,
monedas para no infringir aquel no robarás
que nos inculcaron junto con el miedo a lo desconocido)
somos los que fuimos carne de los lobos
en las praderas congeladas de la vida
y que nunca pensaron que así sería;
somos el conjunto de seres que caminamos
por el borde de las líneas de la vida
y que nos encontramos a la vuelta
de las esquinas cuando menos lo pensábamos
(cuando el pensar era algo que descubríamos
en los pasos cotidianos del vivir);
somos la mezcla de alcohol y tabaco
con que amanecimos alguna vez
arropados por las estrellas y el viento
fuimos piedras rodantes[11] sobre los cristales;
fuimos quijotes y sanchos en infinitas
cabalgatas por las modernas ciudades;
fuimos el caldo de cultivo para los que
robaron sueños y sembraron angustias;
fuimos los que asistimos a más clases
que ningún otro en la escuela de la vida
(y entonces vendimos en la feria libre
del barrio, hicimos trámites que nadie hacia,
ebrios gritamos que nos queríamos
como a nada en el mundo)
fuimos alas en el volar de las palomas[12],
bajamos al turno de noche en Lota[13];
fuimos la silueta, los pasos y el aroma
que marcaron el trayecto en el Canal de Chacao;
fuimos la bandera quemada en La Moneda
el día que se venía (pero que nadie creyó);
fuimos de paseo a Los Queñes y nos gustó;
fuimos la perenne emoción de una canción
(nuestras mujeres tuvieron papel de fuego en la piel[14]
y vieron como la mina consumía a Manuel[15]
y todos juntos[16] fuimos una sola voz)…
otros pudieron haber sido otras cosas
pero los míos, los más cercanos, los irremplazables,
fuimos carne, sinceridad y muchas cosas más,
nos besamos cuando era casi prohibición,
cuando el afanoso rescate del pan diario
era el constante artículo de ley que nos regía;
nos amamos con sábanas o sin ellas[17]
en la fiesta de cumpleaños de algun@ o
en la sala de un cine de barrio (barata pero útil);
hicimos alguna casa en el árbol de la esquina,
encendimos la barricada de las veinte horas,
hicimos bolitas con los chanchitos de tierra
y tocamos música en el banco de la escuela
de a poco descubrimos la bonita idea de vivir[18] ,
de a poco quemamos todas las naves
para no dar pie atrás (aunque cometiéramos un error)
y hace 35 años mis padres concretizaron un sueño
(el que prometía ser más justo, más solidario, más humano, etc.)
y de a poco crecimos con la rudeza del vivir,
también de a poco crecí y lo prometido se esfumó
y lo merecido fue tomado y destrozado
(los sueños de mi padre fueron tirados a un río,
los sueños de mi madre fueron ahogados en la
artesa proletaria[19] de donde salió el pan,
a duras penas, para alimentar a los críos)
no crecí ni nací siendo poesía,
pude haber desafinado desde
el primer día, desde la primera hora,
fui la primera experiencia de parto de mi madre
y otra sonrisa (me imagino) para mi padre,
días de invierno con zapatos gastados,
la frente amplia y en alto siempre;
la vida me entregó buenos y mejores amigos,
almejas con limón y vino al almuerzo[20],
pescado frito con ensalada chilena,
¡¡un pernil con papas para el caballero!!
vino con frutillas, mezcal con limón y sal,
la cerveza muy helada, cigarrillos,
completos con salsa verde, cazuelas al por mayor,
porotos con riendas y cuero de chancho,
ají en escabeche, pantrucas, carbonada;
en resumen, como dice el poema de
Don Fernando Alegría:
“…entre ponerle y no ponerle, ponerle pues,
pongámosle chicha al cacho…”[21]
(siempre amigo de la mesa abundante
y bien regada en lo posible,
qué le voy a hacer si nací en esta vereda)
cuando ya los años borren estas letras
y se vaya a negro la memoria,
sólo podré decir que viví, que fluí
con risas y llantos, con abrazos y des-abrazos;
cuando llegue aquella hora, la de partir
al encuentro de los ya adelantados,
seré realmente sincero y positivista,
ocuparé las sabias palabras del
pequeño lobo[22] y al inmenso mundo diré
que sólo “me porté un poquito bien”,
el resto de la frase será historia para los que
se queden y para nuestra descendencia
como recuerdo permanente quedarán
las vivencias que no podrán sesgar
los vientos de los nuevos tiempos,
ni el mal nacido neoliberalismo,
ni los tantos sueños truncados;
entonces quedará huérfana la soledad
mientras la siempre cercana muerte
me despertará siempre cada mañana
para recibir su cuota de sexo necesario[23]
(amablemente me traerá tostadas a la cama)
y por las noches, de la mano, recorreremos
todos los lugares donde fui feliz alguna vez…
__________________________________________________________
NOTAS
[1] En este trabajo es una especie de adelanto para los últimos días y en él se encontrarán constantemente imágenes que pueden retrotraer al lector a aquellos momentos que en algún momento pudieron haber sido considerados como superados. También se encontrarán ciertas “imágenes” relacionadas con temas musicales de nuestra generación.
[2] Por lo menos, en mi caso, tengo recuerdos de algo así, lo que me quedó tan marcado que hasta la actualidad disfruto de ese tipo de manjar.
[3] La utilización de este signo ( @ ) tiene que ver con los parámetros actuales, en cuanto a lo que ha dado en denominar como la educación no sexista, por lo mismo las palabras en que se encuentren incluidos el mismo se pueden leer tanto en forma femenina como masculina.
[4] En este caso no se ha tomado en cuenta aquellas palabras del poeta Vicente Huidobro, que dicen relación con que “el poeta es un pequeño Dios”; por lo mismo en el texto principal el concepto se encuentra escrito con minúscula.
[5] Esta referencia está directamente relacionada con mis apellidos.
[6] De estos sujetos todavía quedan y tengo la maldita impresión que, aparte de seguir estando, serán cada vez más.
[7] Esto lo tengo claro ahora, aunque ya incursioné en algún momento en áreas afines a las mencionadas.
[8] Con algunas de las cuales siento alguna cercanía.
[9] Cuando paso por las esquinas de la Calle 7 con Catamarca, en Quinta Normal, siento nostalgia por esos tiempos que ya nunca más estarán.
[10] Ni siquiera sé quién fue mi padrino.
[11] Bob Dylan, creó este verso para una canción, luego fue tomado por el grupo que conocemos como “The Rolling Stones”
[12] De una canción del grupo Congreso (“El Volar de las Palomas”).
[13] De una canción de Patricio Manns (“En Lota la Noche es Brava”).
[14] De una canción del grupo argentino Almendra (“Muchacha”).
[15] Referencia al tema “Te Recuerdo Amanda”, del compositor chileno Víctor Jara.
[16] Referencia al tema “Todos juntos” del grupo chileno Los Jaivas.
[17] Referencia a un poema de Mario Benedetti.
[18] Referencia a un verso del poeta y músico chileno Mauricio Redolés..
[19] Referencia a la canción de Tito Fernández, pero que está íntimamente relacionada con mi infancia.
[20] En los siguientes ocho versos, a partir de este, se pretende homenajear la simpleza de ser pueblo que se encuentra incluida en la creación del Poeta chileno Pablo de Rocka.
[21] En cuanto a estos versos se recomienda escuchar la versión realizada por el actor Roberto Parada incluida en la producción ¡Viva Chile Mierda!, del Sello Alerce.
[22] Mi socio Cristóbal García Droguett, en alguna conversación personal me las mencionó.
[23] En este caso se recomienda ver la película “El Lado Oscuro del Corazón”, en su primera parte, del director argentino Ernesto Subiela, el mismo director de la película “Hombre Mirando al Sudeste”.
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