martes, mayo 01, 2007

RECORRO LAS CALLES CON ESE PASO QUE ME CARACTERIZA...

Esta entrega está relacionada con el día del trabajo y unos pensamientos escritos al azar, donde se dejaron vagar los dedos sobre el teclado para a lo menos intentar dibujar retratos que en algo adornen las paredes del diario vivir (aunque a veces sienta que escribo sólo para satisfacer esos instintos que acompañan a cada creador)…

El tema que acompaña es “Los Dos Gallos” de los uruguayos Los Olimareños y la fotografía fue tomada después de terminado el acto de los trabajadores, convocado por la Central Unitaria de Trabajadores en Santiago de Chile…



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recorro las calles con ese paso que me caracteriza,
un poco lerdo y agitado en ocasiones,
calzando unos viejos, ajados y mugrosos bototos
que acompañan este look y caminar obrero
(cansado y agobiado, somnoliento pero atento);
los calzo aún por sobre las quejas de mi mujer,
en cuanto a que no les cae un poco de betún
ni para el pago de los bomberos,
pero qué le voy a hacer si a mí me gustan así
y son buenos compañeros para lo que los necesito…

aún tengo sueños pendientes tatuados en la piel
y otros que asoman sin querer en cada despertar,
cuando mis ojos algo miopes (ya gastados
por la luz artifiacial) se encuentran con la realidad,
sin importar si son la seis y treinta p. m.
o las agobiantes siete cincuenta a. m.
o la asquerosa y maldita hora que sea
de cada día de estos días del año siete
de este siglo que apareció un confuso día
para quedarse perpetuo en el calendario

sigo creyendo que un poema tiene luz propia
como un faro en la noche, al igual que los hijos,
amo y re-amo a la mujer de los días que llegan
sin que nadie les llame ni siquiera por su nombre,
creo que mis hijos tendrán el necesario concepto
del hombre o mujer nuevo que alguna vez
logrará hacer crecer el sueño de ser de verdad justos
y cambiar los añejos conceptos del materialismo
que día a día nos envuelven en ese manto
del que siempre queremos escapar

mujer, seré el obrero de las palabras que nunca esperaste,
pero que llegó para quedarse construyendo sueños
y fabricándote esperanzas estaré en cada palabra
y en cada paso que des por el caminar de la vida,
aunque alguna vez ya no esté cruzando las puertas
que separan la realidad de aquello que siempre soñaste,
pero que comúnmente que sueles desconocer
en el balance del fin de cada jornada
(no por gusto, si no por susto y desconocimiento);
este será mi placer culpable por el resto de los siglos

no reniego que estoy lleno de lugares comunes,
pero siempre seré el obrero que construye otros lugares
con los juegos de palabras que he aprehendido de la vida,
con sus malabares y con los sacrificios que implica
el haber llegado a la vida en el año sesenta y tres
del siglo pasado (lo que implica el haber vivido
cosas que sólo correspondieron a esta generación
marcada por el destino en la frente y en cada poro
con una cruz que permanecerá incólume para siempre
y que comparto por medio de estas y otras letras)

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