miércoles, febrero 07, 2007

"EL GRAN HERMANO"

Alguien podría decir que el concepto de El Gran Hermano es el resultado de de la globalización, lo cual no creo que esté tan ajeno a la verdad, y esta trae apareada la tarea de poder "controlar" el quehacer de los demás, lo que consistiría una especie de voyerismo (el uso de esto está diréctamente relacionado con los intereses de quien domine la información).

En cuanto a la imagen que acompaña esta entrega, pertenece al suceso que movió a Santiago, La Pequeña Gigante, y quiere representar el movimiento de las masas.

El tema elegido es "Princesa", de Joaquín Sabina junto a Alejandro Sanz, también está hermanado con esas historias de cuidad que algunos pretender controlar.



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Ya estaba escrito el hecho de que el control del mundo sería ejercido por un “ser” superior (el gran hermano, ideado en la mente de Orson Wells), entonces en el mundo de la actualidad donde, por ejemplo, ya el motor de búsqueda Google ha sido mencionado como tal, creo que ninguna persona, institución gubernamental o de otro tipo podría estar ajeno a un tema como este.

Quizá por ese espíritu voyerista que poseo es que también me fijo y refijo en lo que hacen algunas personas, por eso debe ser que me llama la atención el tipo que en forma estructurada sigue el curso del ángulo que las veredas forman en las esquinas y no se atreve a tomar el atajo (aún sin haber de por medio un árbol que se lo impida).

Llámenlo paranoia o cómo quieran pero el control de las personas y sus movimientos se puede ejercer desde diferentes ámbitos; así tenemos que si un tribunal lo requiere (por ponerlo en el plano legal; aunque otras instancias, como los siempre existentes aparatos de seguridad, también pueden hacerlo) pueden pesquisarnos las llamadas en teléfonos fijos como en los móviles.

En el Metro hay un tipo de polera ajustada, que muestra sus músculos y bebe red bull mientras yo estoy que me corto por una cerveza bien helada.

Nuestros correos electrónicos, blogs, grupos de interés u otras iniciativas o actividades relacionadas con la Internet pueden ser periciadas a distancia y sin que lo notemos. Con el acceso directo a nuestros equipos se puede hacer un perfil sicológico digno, quizá, de un devoto de Aníbal el caníbal, más aún si el equipo es compartido aunque sea por esos pequeños demonios que son los hijos, los que bajan cuanta cosa se les cruce y de las cuales uno tiene nula o escasa noticia. Ni hablar de los equipos de oficina, a los que, para evitar el almacenamiento de información no relacionada con la empresa, se recomienda que sean de baja capacidad de almacenamiento y que tengan agregado un grabador de cd/dvd (para que se lleven su información para la casa); la cantidad de elementos que se pueden encontrar en ellos da tema para un detalle muy extenso en cuantos a las preferencias a la hora de navegar del usuario (hay que recordar que en las oficinas se baja aquello que la moral impide bajar en casa, no ve que allí están los niños y no pueden estar viendo algunas cositas). Ojo que no basta con borrar íconos.

Entre los personajes a observar están aquella mujer que sueña con ser objeto del deseo y el hombre que se aferra a su deseo y su placer como quien se aferra a la última tabla del naufragio (sin importar si está podrida).

Nos vamos a la calle y pongamos que vivimos en Santiago y tenemos automóvil, entonces salimos a dar una vueltecita; como las calles están llenas de hoyos, lomos de toro y semáforos y total es horario bajo, nos metemos en las carreteras concesionadas (que no sé a quién le dio por llamar autopistas), para trasladarnos más rápido y cuidar el auto y el rendimiento de la bencina, que por suerte está en baja por estos días, pero ya viene el terrorífico marzo a la vuelta de la esquina… pero bueno, volvamos a lo que estábamos, ya nos metimos a la carretera libre de hoyos y de controles de velocidad e inconscientemente vamos dejando la huella de nuestro paso tras cada pasada por los pórticos de cobro… si en algún momento se requiere ahí también tenemos una bitácora de nuestros pasos (al dedillo, con horas, minutos y segundos).

Hay una mujer que envía mensajes de texto mientras escudriña el horizonte y yo que parezco bobo leyendo poemas de amor en medio del gentío y el calor de esta tarde de verano (sin quererlo, la gota salobre del sudor puede pasar de molesta y desagradable a ser la expresión de una entrega desenfrenada).

Ya, ahora hagamos el ejercicio en un microbús, hasta ahora bien, pero el 10 de febrero comienza a operar el Transantiago y la tarjeta BIP!, que a la altura en que lean estas líneas ya está funcionando en varias líneas de transporte público. Si la personalizas también vas dejando huellas de tu deambular por la ciudad y… exacto, también esto es rastreable.

Ya lo dije, llámenme paranoico, perseguido o lo que quieran, pero quien no me encuentra la razón… quién no se a sentido observado mientras sus pasos recorren las calles de cualquier lugar…

p.d. : aquí no he hablado de de las tarjetas de crédito, ni de las bancarias y los movimientos realizados a través de los cajeros automáticos, las que también dejan marcas rastreables para marcar nuestros pasos. Tampoco he hablado de las amantes despechadas (o amantes en sentido masculino, esto según el género de quien lea); ni de los/as hijos/as que los caminos de la vida se han hecho cargo (a veces sin nosotros darnos cuenta), ya sean estos/as carnales o no…

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