domingo, enero 07, 2007

EL TRUENO FUE LA IMPORTANTE SEÑAL...

En este trabajo hay una suerte de bosquejo del autor, en alguno de los pasajes de su vida (lo que no implica que esta sea una línea constante). El ruido indica que pasa algo (ya lo dice el adagio popular: cuando el río suena es porque piedras trae), entonces hay un sobresalto, un acelerarse de los latidos del corazón, un abrir los ojos inmensamente y fijar la vista en busca de la luz que a veces viene acompañando el ruido...
La música también tiene que ver con esas nostalgias que suelen acompañarme cada cierto tiempo y en esta ocasión (como en muchas otras) esta es de Joaquín Sabina, con los temas "¿Quién me ha Robado el Mes de Abril?" y "Así Estoy yo sin ti", ambos en vivo y pegaditos el uno del otro...


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el trueno fue la importante señal
de que alguien, no pregunten quién,
apuntó sobre nosotros y se arrepintió;
desde ese entonces mágico instante
(en un ayer que fue más cercano,
más al alcance de la mano
de lo que esperábamos)
tengo sueños movedizos y nerviosos
y me paseo como un viajero por la ruta
del camino que señala tu voz
(algo grave y mañosa al despertar
y un poco aguda al dormir)

soy el ingenuo caballo de Troya
de una generación que nació
con berlines con mermelada
a la hora de la once familiar,
soy de la generación que está de vuelta
sin haberse ido ni escapado jamás;
nacimos y el mundo ya tenía dueño
(no éramos nosotros los elegidos
y más tarde tampoco lo seríamos);
dejamos que pasaran tod@s
en la preparación de una emboscada
que no sabíamos en qué terminaría

y cuando ya habían pasado
tod@s
(tod@sl@s que quisieron, más que l@s que pudieron)
la mano de alguien nos cambió los conceptos
y, en ese mismo acto, de pasada nos quitó el piso,
entonces la muerte (que no es otra cosa que la soledad
en la versión más cercana que conocemos)
nos comenzó a guiñar un ojo y a conquistar
y nos cercenó de una sola vez la vida que ya era otra
muy distinta a nuestros sueños de
niñ@s
(suele suceder que cuando despierto
me percato que no terminé la niñez
y un escalofrío recorre mi cuerpo)

para entonces las sacrificadas emboscadas
fueron pasto de las llamas y el humo,
fueron valerosos condenados a muerte
fusilados sin juicio ni misericordia,
fueron dolientes peregrinos sin país
(con identidades que nunca nadie
se atrevería jamás a reconocer,
los nómades fueron como fantasmas
de un recién estrenado libro de fantasmas),
con el paso del tiempo nos dimos cuenta
que las emboscadas cegaron la visión del horizonte
y emborracharon al hombre

tropecé más de alguna vez
con el ripio suave y tornasolado
de los conceptos filosófico (teóricos)
de un dios representado por seres
de carne y hueso como yo, como tú,
pero a los que nadie reconocía un error,
una tentación, una caída desafiando la fuerza
de gravedad de esta bola que girará eternamente;
será por eso entonces que tengo cruces en la frente
y millares de sombras en la espalda
y este aparato visor que cada tanto
me pasa la cuenta que no puedo ver

será entonces que porque no nací hasta ya muy crecido
(aunque
much@s creyeron lo contrario)
que cada día domingo por las tardes
me encuentro dando vueltas por los parques
mirando cómo era todo aquello que no viví;
los días sábado los dedico a disfrutar del beber
de las sombras de los eucaliptos en flor
y a saborear los recuerdos del polen
de las flores que, sin distinción de edad ni credo,
me ha dedicado la vida en este peregrinar
por los sabores, aromas, cánticos y yerros
propios del deambular del ser humano

será porque vengo de las siete letras
por parte de padre y madre,
que tengo esta maldita rudeza en el ser
y esta infinita resaca malhumorada
que me acompaña cada día de mis días;
será porque aborté mi último sueño
de pasajero del tren de la desesperanza,
que cada día se pegotean mis ojos
con el calor que no tengo como quisiera;
será porque los fértiles óvulos de las musas
se propusieron engendrar un extraño ser
en la mezcla con el semen de un poeta desconocido

soy la mezcla eterna de Caín y Abel,
como quien dice cazuela del bien y del mal,
soy puro espejismo de un atardecer
que nunca pintará tus ojos de rojo,
soy localidad extraviada en un bosque de banderas
que tiñen las verdades que golpean a tu puerta,
pero no soy el mago irreverente y juguetón
que sacará conejos y flores de tu oreja,
tampoco seré el espía disfrazado
que se esconde tras tus anocheceres
y nunca seré yo el santo varón que prometerá
no tocarte ni el alma (qué decir del pelo)

no seré más que una fuga,
sin pasaje ni intenciones de regreso,
en el vuelo que emprenden las palomas
de cada mediodía de invierno,
no soy ni seré la mediocridad
de los poetas que se venden al mejor postor
en las librerías que siempre están
de moda y en la mira de los críticos
(esos que nunca han escrito un poema
y cuestionan la libertad del ser;
por eso que en lo personal no hablo de pintores
y otras ramas que, a lo mejor, nunca seré)

no seré más que el revuelo de hojas secas
en el mediodía de una plaza pueblerina,
no seré nada más y nada menos
que la sombra que per secula estará
atada al poste donde los perros defecan
e intentan atraer a una perra
que soporte sus olores y su candor,
no seré la piedra del tope
en el caminar de mi amada hija
ni en el caminar de la hermosa mujer
que a estas horas sólo tiene
palabras de bienaventuranza para mí

soy la eterna huella del camino
que guía la huida de Moisés,
soy la fuerza tectónica y colosal
que abrirá ríos, mares y lagunas en dos
para que pasen juntas todas las fuerzas
de la vida
en una proyección interminable
hacia el vacío que producen
la muerte y el distanciamiento,
soy lo que por fortuna tuve que ser
y acamparé en el recodo del camino
para recobrar las fuerzas que suelen faltarme

tengo el futuro lleno de aromas matinales
y poseo una alergia que se apodera
de mis marcadas fosas nasales

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