lunes, diciembre 24, 2007

LA CLAVE…

Esta es la entrega que corresponde al saludo para estas fiestas de fin de año, de este año que pudo haber cumplido las expectativas de muchos y muchas y que en lo personal… qué importa lo personal si la cosa es colectiva…

Saludos especiales a quienes colaboran en los diferentes proyectos de EL BUCANERO FANTASMA, lo que incluye CUERNO DE NIEBLA - IMÁGENES DE CIUDAD(ES), no los nombraré porque cada uno sabe cuál ha sido su aporte en este sueño colectivo…

Un saludo también a la gente de VIENTO DEL SUR, en Ginebra, Suiza, quienes me acogieron y brindaron un espacio en este año que ya se va…

La entrega musical es un tema de Mauricio Redolés, Kempana, donde hay un aire algo psicodélico bastante simpático (aunque eso es subjetivo ya que depende del punto de vista de cada cual)...






Hay que reconocerlo,
esa es la clave,
estamos mal,
ya no hay que pedir soluciones ni consejos,
ya no hay mensajes en una botella lanzada al mar
ni olla de oro al final del arco iris…

Todo lo que sucede en alrededor
es como si estuviera predestinado
a hacer cumplir la ley del gallinero,
en ese caso vivo al medio;
nadie cree en nada y nada llega a nadie,
no es la clave pero sí la realidad…

Muchas palabras se escucharon,
cierre el círculo me dijeron,
te digo, les diré,
y así partan a caminar por el mundo
enfrentando dragones que se arrastran,
pero cierren círculos, esa es la clave…

No crean en la magia
ni el i ching ni el tarot ni en los caracoles,
tampoco en la poesía
(les comento que los encargados de administrarla, en lo que al círculo oficial se refiere, andan más preocupados del partido que de las metáforas; andan más preocupados del puñal en la espalda ajena que en el de la espalda propia)…

El lenguaje también falló y las utopías andan escasas,
pero no porque falten;
es porque ya los poetas no beben pisco de madrugada
ni se reinventan en cada amanecer,
ni cazan mariposas en el jardín de tu pubis,
ni buscan explicaciones en el andar de la vida,

ni disfrutan del amanecer reflejado en tus ojos,
muchacha disfrazada de rana
(que cada tanto se vuelve mariposa o princesa, según sea el día),
por suerte las palabras, aún en estos días
en que el calor me agota, me salen casi de un tirón,…
¿será esa la clave?...

El lenguaje se deforma volviéndose minimalista,
ya nadie se reinventa cada día,
ya nadie reevoluciona en cada vuelta de tuerca;
qué pá, qué gua;
los conceptos se fueron por la taza del baño,
los tropos se toman el poder…

Reconozcámoslo… estamos mal,
el efecto invernadero no nos da tregua,
mientras no se tome en cuenta el protocolo de Kyoto
no podremos hacer de las estrellas nuestro techo
porque la lluvia ácida puede dejarnos completamente calv@s
(y dale con el añejo concepto de la selva de cemento)…

Prefiero la humilde y sencilla lavandera
de manos deslavadas y callosas
a la mujer vestida de gala y las uñas despintadas
que pretende lucirse ante los ojos del mundo
(cuestiones estéticas dirán los entendidos,
mas soy honesto compadre, soy honesto),

pero por sobre todo prefiero los tangos
y la tranquilidad de mi niñez
a la algarabía de la niñez actual,
prefiero mi colón irritable y mi úlcera nerviosa
a la indiferencia de ciertos amaneceres
de los cuales nunca hablaré en lo concreto;

disfruto con un cigarrillo en mis labios,
con el humo escudriñando el cielo,
al constante bombardeo de más de alguna
imagen boba y asiliconada
que pretende convencernos de la validez de su opinión
(lo siento, pero esa es una de las cosas en que no tranzo)…

Ya no somos más la esperanza joven
ni el futuro de chile,
ya no hay setenta y siete jóvenes
portando antorchas en chacarillas,
ni marchas a dejar muertos al cementerio;
dónde están los sueños que nos vendieron…

Lo siento, no han sido buenos los tiempos,
la falta de sueño y de alcohol
suelen causar estragos,
el alprazolam también debió haber puesto su cuota,
la válvula de escape fue cerrada de golpe
por mis propias manos…

fui mi propio judas, soy el tirano de mis sueños,
mientras que los otros fueron los judas
y los tiranos de los sueños de los demás;
marcharán nuevos sueños,
portando como estandarte banderas sin colores,
sobre el cadáver recién estrenado de la cordura…

ya no soy el cronista ni el vado
que soñé para cuando creía
que éramos capaces de cambiar el mundo
de una plumada, de un verso, de una sonrisa,
cuando creíamos en la validez de un apretón de manos
y nadie portaba un puñal en cada mirada…

ya no más mentiras, ya no más,
la realidad deberá absorbernos
y tu futuro no podrá absolvernos
ser en gestación, desconocido
en nuestros sueños…
ya no más…
esa es la clave…

jueves, diciembre 20, 2007

LA MATANZA DE 1907, VISTA 100 AÑOS DESPUÉS…

Imposible dejar pasar esta fecha, cuando desde el centro de la pampa vuelven a marchar los obreros del salitre, los que no han dejado de marchar en la memoria colectiva…





100 años desde la matanza de Iquique y las voces no dejan de escucharse correr por las calles y pulperías de la ciudad…


100 años y el paso del tiempo nos demuestra que, en este caso, la memoria no es frágil… En esta oportunidad quiero ocupar un par de vídeos que se encuentran en YouTube y pertenecen a
NACHINO y VIEJOODIOSO



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Señoras y Señores
venimos a contar
aquello que la historia
no quiere recordar.

Pasó en el Norte Grande,
fue Iquique la ciudad.
Mil novecientos siete
marcó fatalidad.

Allí al pampino pobre
mataron por matar.



A un siglo de este hecho, ocurrido en Chile en el año1907, durante la presidencia de Pedro Montt, las voces de los trabajadores no dejan de alzarse sobre el silencio que se pretendió imponer para con las víctimas y testigos de esta matanza realizada en la ciudad de Iquique.

Fue en diciembre del año mencionado cuando las faenas de los trabajadores de las salitreras se paralizaron. El fondo de la manifestación popular era el conseguir mejorar sus condiciones, de vida y laborales, para ellos y sus familias. Sus solicitudes contaban entre otras la eliminación del pago con fichas, jornales a tipo de cambio fijo, balanzas para los pesos y medidas para las pulperías, escuelas para los obreros, indemnización y desayuno. También se hace mención al suprimir los castigos de tipo corporal que sufrían los obreros.

Una de las primeras movilizaciones de los obreros fue paralizar las faenas de la salitrera "San Lorenzo", además la huelga se ampliaba a otras de "Alto San Antonio", dando inicio a la llamada "Huelga de los 18 peniques". El nombre obedecía a que los jornaleros pedían el pago de salarios a este tipo de cambio. Una gran columna de huelguistas de Alto San Antonio llegó a la ciudad de Iquique llevando banderas de Chile, Perú, Argentina y Bolivia, los marchantes terminaron alojándose en el hipódromo de este puerto. A este movimiento se también se sumaron otras oficinas salitreras, entrando en huelga también casi todo el comercio e industria del norte del país.

El día 16 de diciembre llegaron a Iquique otros trabajadores en paro viajaron a la ciudad de Iquique, seis mil de ellos acamparon en la escuela Santa María. A medida que avanzaba el movimiento fueron muchos más los pampinos que se unían a ella. Se estima que para el día 21 de diciembre ya eran cerca de 10.000, aunque ciertas versiones hablan de 14.000 personas.

A los pocos días de haber llegado, este inmenso grupo de trabajadores, movilizados por sus demandas, estaba reunido en la plaza Manuel Montt y en el establecimiento de la Escuela Santa María, solicitando al gobierno que actuara de mediador con los patrones de las firmas salitreras extranjeras (la mayoría de ellos ingleses) para encontrar solucionar sus demandas. Los patrones se negaban a negociar debido a que los obreros aún no reanudaban sus actividades.

Las órdenes llegadas desde la capital de Chile fueron tajantes: que los manifestantes abandonaran la ciudad y regresaran a las salitreras, a lo que los manifestantes se negaron, pues sabían que si regresaban a sus trabajos, sus peticiones serían ignoradas. Para controlar la situación el gobierno designó al general Roberto Silva Renard, quien era la máxima autoridad militar de Tarapacá, y que fuel el que terminó comandando la acción sobre la Escuela Santa María, con soldados del regimiento O’Higgins y el apoyo de las ametralladoras del crucero Esmeralda.

Debido a la gran tensión que ya había entre los grupos, el 20 de diciembre de 1907 los dirigentes efectuaron una reunión con el intendente Carlos Eastman Quiroga. Cuando se efectuaba la reunión en la oficina salitrera Buenaventura, un grupo de obreros con sus familias trataron de abandonar el lugar y fueron acribillados en la línea férrea. Como resultado de esta acción 6 obreros murieron y los demás terminaron heridos.

El 21 de diciembre, luego de efectuados los funerales de los obreros, se les ordenó a todos los trabajadores que abandonaran las dependencias de la escuela y sus alrededores y se trasladaran a las casuchas del Club Hípico de la ciudad, a lo que los obreros se negaron, ya que temían cañoneados por los barcos que apuntaban el camino que deberían recorrer hacia el hipódromo mencionado.

Ya habían pasado varios días de negociaciones sin ningún resultado. Los dueños de las salitreras decían que solo negociarían cuando los trabajadores regresaran a sus labores. Por otro lado, éstos decían que si aceptaban el trato, sus peticiones serian ignoradas y sus condiciones de vida serian las mismas. Tras la negativa, las autoridades declararon el Estado de Sitio. Las libertades constitucionales fueron suspendidas gracias a un decreto del intendente que se hizo publicar en la prensa escrita.

Desde la escuela, «El Rucio»,
obrero ardiente,
responde sin vacilar
con voz valiente,
«Usted, señor General
no nos entiende.

Vamos a dar nuevas fuerzas
con nuestro ejemplo
Y el futuro lo sabrá,
se lo prometo.

Y si quiere amenazar
aquí estoy yo.

Dispárele a este obrero
al corazón».

Los militares, comandados por el General Roberto Silva Renard junto al Coronel Ledesma tenían la misión de desalojar a los trabajadores en huelga. Se notificó a los dirigentes del comité de trabajadores que si no salían del edificio abrirían fuego contra ellos. Ante la negativa de éstos, el jefe militar ordenó a los soldados disparar. Se dice que el general Silva Renard sólo ejecutó la orden de desalojo, pero quien dio la orden de disparar fue el Ministro del Interior de la época, Rafael Segundo Sotomayor Gaete. De las víctimas fatales, cerca del 60% eran peruanos y bolivianos.

La multitud, desesperada y buscando escapar, se arrojó sobre la tropa y ésta repitió el fuego al que se le añadió el de las ametralladoras. Producto de esta acción murieron 195 personas y quedaron 390 heridos, según datos de Nicolás Palacios, testigo de la matanza. Otras fuentes contabilizan 3.600 muertes.

Los sobrevivientes de la matanza con posterioridad fueron llevados literalmente a sablazos hasta el local del Club Hípico, y desde allí a la pampa, donde recibieron un trato deplorable.

Esta huelga, que derivó en la posterior matanza, marca el fin de la inmadurez política de los trabajadores chilenos. Además a dado origen a diferentes obras artísticas, de las que destacan, en el plano literario, “Santa María de las Flores Negras” de Hernán Rivera Letelier, y el en el plano musical, la famosa “Cantata Popular Santa María de Iquique” compuesta por Luís Advis (1935 - 2004) en el año 1969 e interpretada por Héctor Duvauchelle y el conjunto Quilapayun, de cuya grabación, realizada el año 1970, aún se encuentran algunos discos que resistieron de variadas formas los años de la dictadura y su persecución, tanto política como cultural.

Ustedes que ya escucharon
la historia que se contó
no sigan allí sentados
pensando que ya pasó.

No basta sólo el recuerdo,
el canto no bastará.
No basta sólo el lamento,
miremos la realidad.
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