martes, marzo 31, 2009

EL BICENTENARIO DE LOS CARA SUCIAS… (o ensayo frente al espejo del discurso que está por venir)




Para nadie es novedad que el año venidero será el de la celebración de 200 años de los procesos independentistas de varios países latinoamericanos, tampoco es desconocido que esta celebración se verá empañada por la recesión que ya se adentró en nuestras tierras, una cuestión emanada desde el corazón mismo del imperio…

Literalmente hablando, el verbo celebrar implica festejar un acontecimiento con jolgorio, en especial cuando se habla de las fiestas patrias, pero en esta ocasión, más que antes, los que celebrarán serán los que detentan el poder económico. “Ellos” seguirán hinchando sus arcas a costillas de los más, de los que componemos la fuerza de trabajo de esta América hispano parlante, a la que pretenden vender una festividad basada en el concepto Independencia, a la cuál se sumarán muchas personas, poniendo en ello el patriotismo que nos inculcaron desde las aulas, en las clases de la historia escrita por las elites dominantes…

Pocos se preguntarán qué es lo que debemos celebrar, la independencia de qué ¿de una España colonialista, que extrajo de nuestras entrañas las riquezas que nuestros antepasados usaban sólo para cubrir sus básicas necesidades? Mientras unos harán gala del eterno chovinismo, otros serán comparsa de desfiles llenos de coloridos y de armamentos, con unas cuantas FF.AA. que con paso gallardo intentarán ocultar la carga relacionada con los Derechos Humanos que esconden en mochilas de combate en las que nada material cabe y que portan per secula…

Los cara sucia, los que componemos la fuerza de trabajo, los explotados de siempre, los mestizos, los inmigrantes, los marginados, los que estamos siempre al pie del cañón y en la puerta del horno se nos quema el pan… ¿Qué celebraremos?

Los “ellos” creen que podremos celebrar esa independencia que sólo cambió de dueños. Piensan que podemos celebrar esas inmensas inversiones con las que nos han llenado de edificios llenos de espejos a los que no podemos entrar con nuestras caras llenas de rasgos originarios sin ser mirados de pies a cabeza. Se sienten orgullosos y nos pedirán celebrar la miseria de nuestros jubilados, junto con eso la falla de sistemas de pensiones que depositan sus ganancias en lugares que se encuentran más allá de nuestra imaginación. Nos seguirán llamando a celebrar con sistemas de salud que no sólo segregan sino que también matan a los que se supone deben salvar, negando con ello el principio de Hipócrates (para muestra el tremendo botón de las farmacias acá en chilito)…

Pero aunque los cara sucia no queramos, los “ellos” nos incluirán en los festejos, aún con marchas en la calle exigiendo Justicia en todos los planos, con cuentas por saldar, con míseros salarios y todo lo que nosotros, los cara sucias, tenemos que decir a favor y en contra, con críticas y propuestas, con sueños y realidades, con metáforas y palabras llenas de realidad. Sí, es cierto, que siempre hemos tenido cosas que decir, aunque muchas veces nos entrampemos es discusiones entre nosotros mismos, sin darnos cuenta que en ello sólo perjudicamos los procesos que tanto anhelamos, pero los “ellos” nos incluirán y nos darán un espacio para hablar, para manifestar nuestro descontento, para que después no se diga que no tuvimos nuestra oportunidad. Los “ellos” saben cuánto nos cuesta ponernos de acuerdo, que tenemos caudillos para regalar, que nuestra sentimentalidad nos enreda un discurso que cuesta unificar, porque nadie quiere tranzar, porque todavía hay quienes se entusiasman y creen en que hay espacios regalados o cedidos, sin mirar el costo, sin mirar nuestra propia historia y sus costos…

Por supuesto que no todo es malo, hay pequeños espacios de dignidad y orgullo donde nuestras ilusiones ven la luz, aunque los “ellos” quieran desvirtuar los logros obtenidos en esas tierras dignas de ser imitadas; entonces tenemos a Evo y su Bolivia que sangra a diario por las conquistas, una Venezuela y su Chávez temperamental y desafiante, además de la sempiterna Cuba con la figura de Fidel aún presente y un Che que alumbra desde la Plaza de la Revolución al mundo entero y un Chiapas que silenciosamente hablando por medio de Marcos, nos dice que la utopía sigue siendo posible…

Pero, por sobre todo, ya es hora que nosotros, los cara sucias, los huachos de la historia (huérfanos, pero inmensamente ricos en utopías), los que estamos a este lado de la modernidad, los que colgamos de los microbuses, los que perdimos batallas pero no la guerra, sí, nosotros, ya sería hora que nos fuéramos poniendo de acuerdo en cómo vamos a enfrentar esa avalancha bicentenarista que se nos viene y qué herramientas vamos a usar para denunciar que nada a cambiado, que nos siguen engañando con cuentas de vidrio, porque consideramos amigo al forastero.

Tenemos las bases para decirle al mundo que estamos harto de pensionados recibiendo limosnas luego de una vida de trabajo, que nos duele la injusticia que permite que mientras los “ellos” se llenan de lujos, nosotros vivimos el día a día casi de milagro, que somos los mejores y los más, que representantes de los cara sucia son los que han engrandecido las letras, la música y cuanta variedad del arte se conozca. Que nuestros han sido los grandes líderes que han marcado al mundo…

Pero por sobre todo, este bicentenario debe servir para hacerles ver que de una vez por todas… AHORA SÍ QUE DIREMOS BASTA Y ECHAREMOS A ANDAR…

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