jueves, abril 08, 2010

BIEN PODRÍA LLAMARSE ESTACIÓN ESPERANZA...


bien podría llamarse
estación Esperanza
al lugar donde los sueños sucumben
al guiño somnífero de la muerte
y al aliento alcohólico de mujeres
de dudosa reputación,
pero ricas en vivencias y entregas
(ese es el mismo lugar
en que hay hombres dispuestos
a entregar cigarrillos y dulces
con el solo afán de conseguir
unas dos o tres caricias de contrabando)…

hermoso nombre sería
para un lugar no escrito aún,
pero presente siempre en el imaginario
(lo que lo hace un lugar común,
como los paréntesis de la vida
y de mis escritos
que pretenden ser poemas),
lugar lleno de hojas secas
y semi destrozadas con los dedos,
bañados por las aguas de las lágrimas
de desaparecidos cuya alma
todavía busca a su ejecutor…

grata sombra darán los árboles
que se apuestan a los lados de los caminos
que, sin fin, nos conducen a las entrañas
de ese perdido lugar;
bajo esos árboles se siente la paz
de las tumbas vacías
y se percibe el revuelo de los nichos
carcomidos por las raíces y el tiempo,
y hay sentidos que se agudizan
para cuando la brisa del atardecer
nos trae el olor a pan amasado
hecho por las manos proletarias de abuelas ancestrales…

allí, en ese lugar, las obreras
bailarán con trajes multicolores
después de su horario de trabajo
y amamantarán sus crías
con el néctar cálido de sus pechos
(preciado líquido cuyas gotas
serán disfrutadas por las abejas extraviadas,
que perdieron el norte del polen,
y por los poetas que buscan
la savia diaria para parir poemas
sobre secretarias y otras mujeres
que sólo existen en la mente de los poetas)…

los obreros y sus ollas de aluminio
serán el final de los arco iris
en constante movimiento
y ellos morirán de muerte natural
y no de arsénico en su cuerpo
ni de frío acumulado en sus huesos,
tampoco morirán encadenados al cepo
ni de un balazo certero y a mansalva
(es decir, no morirán
porque pensaban distinto)
y sus cantos sí podrán ser el andamio
que sirva para alcanzar las estrellas…

estación Esperanza
será el lugar donde nunca morirán
las mujeres y los hombres imprescindibles
y allí se parirán poemas
parecidos a otros poemas
y nadie reclamará el derecho
de autor(a)
porque la conjugación de los verbos
se dará con absoluta libertad,
en este lugar nadie es dueño de nada
y la olla de oro estará en el museo del horror,
con las huellas indelebles de las hienas…



Fotografías: Antigua Estación de trenes de Til Til

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